En el Perú existe un grave problema de acceso a medicamentos que afecta, principalmente, a los asegurados del sistema público de salud (más del 80% de la población). De acuerdo con la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO), aproximadamente uno de cada tres pacientes que logra atenderse en un centro de salud público no consigue los medicamentos que le recetan.
Como resultado, estos pacientes se ven obligados a utilizar sus propios recursos, sin posibilidad de reembolso, para comprar los medicamentos que deberían obtener de manera gratuita. Así, el gasto en medicamentos representa el 70% del gasto de bolsillo en salud de las familias. Cerca del 20% del total de gasto en medicamentos a nivel nacional es explicado por pacientes asegurados del sistema público que tuvieron que comprar su receta en una farmacia o botica externa.
Para enfrentar este problema, el Gobierno ha venido impulsando medidas que tienen como objetivo principal reducir el precio al que los pacientes compran los medicamentos en farmacias, pero ignoran el problema de fondo: el desabastecimiento de medicinas en los centros de salud públicos. Por ejemplo, el Congreso viene impulsando la aprobación de una ley que exige un stock mínimo disponible de medicamentos genéricos (de menores precios) en farmacias privadas. Esta medida tendría el impacto contrario al deseado, pues pone en riesgo la supervivencia de farmacias pequeñas, lo que afecta la provisión de medicinas, sobre todo en el interior del país. Por su parte, el Ejecutivo presentó un proyecto de ley al Congreso para implementar un fondo que financie boticas municipales, que funcionen como una alternativa al sistema público ofreciendo medicamentos a un precio social.
En lugar de aprobar medidas para reducir los precios de medicamentos en el sistema privado, el impacto para la población sería mucho mayor si se enfocan los esfuerzos en mejorar la provisión de medicamentos en el sistema público, que sería equivalente a reducir el precio de estos a cero. En ese sentido, hacen falta iniciativas que tengan como objetivo mejorar el proceso de compra, almacenamiento y gestión de inventarios del Estado, que actualmente es muy deficiente y resulta en un constante desabastecimiento de medicamentos.
El Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud (Cenares), entidad encargada de gestionar compras centralizadas de medicamentos para el sistema público, ha cambiado de director 11 veces en los últimos 4 años. Esto interrumpe la continuidad de procesos y retrasa las compras de medicamentos. Además, las compras se realizan sobre la base de una estimación de demanda histórica, a pesar de que se cuenta con información actualizada de la demanda a través de las recetas electrónicas del Minsa. Es decir, la oferta no está respondiendo a los cambios en la demanda de medicinas. A raíz de esta mala gestión, muchos centros de salud se encuentran desabastecidos. De acuerdo con el Minsa, el 22% de los establecimientos de salud y casi 30% de los hospitales no cumplen con la disponibilidad mínima del 80% de medicamentos esenciales. Por su parte, la sobreoferta de otros medicamentos ha resultado en pérdidas por vencimientos mayores a S/15 millones en los últimos tres años, de acuerdo con una investigación realizada por la Contraloría de la República.
En línea con ello, desde APOYO Consultoría proponemos un cambio de enfoque, con tres medidas para mejorar el abastecimiento de medicamentos en el sistema público y garantizar que los pacientes no tengan que recurrir al gasto de bolsillo:
- Generar un sistema único de información de demanda de medicamentos que pueda ser utilizado para planificar el proceso de compra: Proponemos integrar la información de recetas electrónicas e historias clínicas con los listados de disponibilidad de medicamentos del Minsa, para realizar compras que tomen en cuenta la demanda real y actualizada. Este sistema podrá identificar a los pacientes que no están recibiendo los medicamentos que les son recetados, servirá para planificar futuras compras e incluso para realizar un seguimiento del flujo del medicamento, desde el almacén hasta el paciente. Este seguimiento ayudaría a reducir la merma y, por ende, el gasto ineficiente.
- Utilizar Asociaciones Público-Privadas (APP) para mejorar la gestión de las compras públicas de medicamentos: Existen experiencias exitosas que aprovechan la experiencia del privado en la logística, almacenamiento y distribución. Por ejemplo, Farmacia Vecina es un programa que funciona a través de una APP en la cual la empresa se encarga de hacer llegar medicamentos recetados a pacientes de enfermedades crónicas de EsSalud a la farmacia más cercana a su domicilio de manera gratuita. Expandir este mecanismo de colaboración al proceso de compra permitirá ganar eficiencias. Proponemos licitar las compras de medicamentos a través de un concurso público que favorezca a las empresas que demuestren la capacidad generar mayores ahorros, tanto en costos como en tiempos de entrega, en beneficios de los pacientes.
- Implementar mecanismos diferenciados de adquisición (MDA) para la compra de medicamentos esenciales: A nivel internacional se aplican mecanismos como negociaciones por volúmenes de compra o pagos fijos tipo suscripción para asegurar un flujo mínimo de medicamentos al país. Esto agiliza el proceso de compra, genera ahorros en compras masivas y reduce los tiempos promedio de compra, lo que permite una mejor planificación presupuestal y certidumbre en la llegada de medicamentos. Países como Australia y Estados Unidos, por ejemplo, aplican un mecanismo de un pago fijo que asegura la llegada continua de medicinas esenciales, como la usada para la Hepatitis C, y reduce la necesidad de renovar órdenes de compra de manera periódica. En el Perú, este tipo de mecanismos ya se utilizan para la compra de medicinas para el cáncer y otras enfermedades priorizadas desde el año pasado. Proponemos ampliar estas facultades para la compra de un listado piloto de medicamentos esenciales que suelen presentar problemas de abastecimiento en el sistema de salud público.