Artículo en Gestión.
En casi todos los procesos de planeamiento de las empresas surge la enorme incertidumbre sobre qué determinará el entorno de negocios en los próximos años. ¿Qué escenarios políticos debemos asumir luego de las elecciones del 2026? ¿Qué efectos tendrán los avances tecnológicos sobre la productividad y competencia? ¿Cuáles serán los impactos del cambio climático en mi industria?
Estas son preguntas cruciales para visualizar y planificar el futuro de la empresa, pero que, evidentemente, no tienen una respuesta clara. Sin embargo, hay cambios demográficos que ocurrirán en el Perú en los próximos años que son más fáciles de anticipar y tienen profundas implicancias para los negocios, tanto a nivel macroeconómico como en industrias específicas.
Existen al menos tres tendencias demográficas clave que deben ser incluidas en el planeamiento de las empresas: el envejecimiento de la población peruana, la reducción del tamaño promedio de los hogares y el empoderamiento de las mujeres en las decisiones del hogar.
Envejecimiento
La primera tendencia es el envejecimiento de la población peruana. En los últimos 15 años la edad promedio en el Perú ha aumentado de 28 a 33 años, y se espera que aumente hasta 37 en los siguientes 15 años. Este proceso se inició en 1988, cuando se alcanzó el pico en el número de nacimientos.
Desde entonces, estos han ido reduciéndose, lo que generó una disminución de la población entre 0 y 14 años desde el año 2000. Esta tendencia de envejecimiento se ha mantenido desde entonces y, de hecho, a partir de este año la población menor de 15 años ya es superada por la mayor a 50 años.
Este proceso de envejecimiento de la población tiene implicancias importantes. Una de ellas es que el bono demográfico en Perú ha llegado a su fin. Esto quiere decir que la población en edad productiva ya no será la que más crecerá, como ha ocurrido hasta ahora, sino la población mayor a 65 años. Con ello, se acabará el impulso que el bono demográfico generaba sobre el crecimiento económico.
Entre 2000 y 2019, el PBI per cápita en Perú se duplicó, y el bono demográfico explicó cerca del 12% de ese crecimiento. Otra implicancia relevante es el aumento en la demanda de ciertos servicios, destacando el sector salud, donde actualmente el 50% del gasto de bolsillo se concentra en la población mayor de 45 años.
Tamaño de los hogares
La segunda tendencia clave es la reducción del tamaño promedio de los hogares. Entre el 2005 y el 2023, el porcentaje de hogares de clase media con más de cinco personas cayó de 37% a 22%, mientras que el porcentaje de aquellos compuestos por una o dos personas aumentó de 19% a 29%, reflejando un cambio impulsado por el incremento de las familias unipersonales o nucleares.
Este cambio tiene consecuencias notables en varios mercados, empezando por el sector inmobiliario, donde la oferta de viviendas de menor tamaño ha ido en aumento. En Lima Metropolitana, el tamaño promedio de los departamentos se redujo de 102 a 88 m² en los últimos 10 años y todo indica que esta tendencia continuará.
Con hogares más pequeños y cada vez menos jóvenes, aumenta el número de perceptores de ingresos en el hogar por cada menor de edad. Esto podría en algunos casos elevar los recursos disponibles para gastar para cada niño.
Empoderamiento
El empoderamiento de las mujeres en la toma de decisiones dentro del hogar es una tendencia en crecimiento que tiene el potencial de cambiar algunos patrones de consumo en el país. Cada vez más mujeres son jefas de hogar y cuentan con educación superior. De hecho, el porcentaje de hogares liderados por mujeres ha incrementado de 24% en 2005 a 38% en 2023.
Esto impacta directamente en las prioridades de gasto de las familias. La evidencia nos dice que los hogares liderados por mujeres tienden a gastar más en salud, educación y alimentos dentro del hogar; y menos recursos a actividades no esenciales como fiestas y bebidas alcohólicas, en comparación con los hogares liderados por hombres.
¿Qué implica esto para los planeamientos de las empresas?
Estas tendencias demográficas evidencian transformaciones significativas en el entorno económico de los próximos años. ¿Qué implica esto para los planeamientos de las empresas?
Primero, que cada vez será más importante segmentar a los clientes y diferenciar sus patrones de consumo en función a características demográficas.
Segundo, que, en un contexto de crecimiento agregado moderado, hay segmentos de la población que presentan oportunidades de crecimiento, como los adultos mayores, los hogares liderados por mujeres o la potencial mayor demanda por calidad en los bienes y servicios dirigidos a los niños.
Tercero, que el desarrollo del talento dentro de las empresas dependerá cada vez más de la capacitación continua de los adultos y cada vez menos de la incorporación de jóvenes calificados.
En suma, en un contexto donde muchas variables son inciertas, reconocer y adaptarse a las tendencias demográficas puede ofrecer importantes beneficios y ventajas competitivas para las empresas que las integren en su planificación.
El reto de financiar a una población que envejece
El Perú enfrenta un gran desafío demográfico. El envejecimiento de la población incrementará la demanda de servicios, especialmente de salud. Si bien esto presenta oportunidades, también plantea un enorme reto. ¿Podrá el sector público o privado ofrecer servicios de calidad y accesibles? ¿quién financiará estos servicios?
La situación es preocupante, ya que la mayoría de los peruanos mayores de 50 años no cuenta con ahorros previsionales suficientes para asegurar una pensión digna. La alta informalidad laboral excluye a millones del sistema de pensiones, pero, además, cerca del 30% de los afiliados al sistema privado, mayores de 45 años, no tiene ni un sol en sus cuentas de ahorro previsional debido a los múltiples retiros.
Este porcentaje sube a casi 40% para los afiliados entre 60 y 65 años, que están a punto de jubilarse. Tomando en cuenta nuestro “momento demográfico”, este ha sido uno de los peores momentos para gastar los ahorros previsionales que tanto han costado construir.