El 52% de empresas con dificultades para medir impacto de sus proyectos de sostenibilidad

Ser una empresa sostenible significa incorporar criterios medio ambientales y sociales en la gestión empresarial, con la finalidad de generar bienestar para todos los miembros de la comunidad, con una visión de corto, pero también de largo plazo. En países desarrollados, la prioridad ha estado concentrada en temas climáticos y de manejo de recursos naturales por la urgencia en disminuir la emisión de gases de efecto invernadero, el calentamiento global, evitar la pérdida de la biodiversidad, entre otros. En países en desarrollo, como el nuestro, debido a las disparidades sociales y a las dificultades económicas de segmentos de la población, la dimensión social también es prioritaria.

En el Perú, existen empresas, sobre todo las de mayor tamaño, que ya han desarrollado un enfoque de sostenibilidad transversal a todas sus áreas. Estas implementan cambios en sus procesos productivos, proyectos de inversión social y de generación de capacidades con la finalidad de generar bienestar de largo plazo. De acuerdo con un sondeo realizado por APOYO Consultoría a un grupo de grandes empresas, 74% se han embarcado en proyectos para reducir la huella de carbono e incrementar la eficiencia energética, 42% ha implementado procesos circulares para reusar insumos y minimizar la generación de residuos durante la producción y 43% ha desplegado proyectos relacionados con la mejora de la cadena de suministros.

En el ámbito social, 59% ha implementado intervenciones en áreas como salud, educación, entre otras. Estas incluyen proyectos de infraestructura, a través del mecanismo de Obras por Impuestos, apoyo en la formación de capacidades productivas de jóvenes y proveedores, becas, e incluso, la asesoría en la ejecución de proyectos públicos. De hecho, 22% de empresas reportan apoyar a los gobiernos locales en la implementación de proyectos de infraestructura, sea a través del financiamiento de expedientes técnicos o a través de un acompañamiento durante su gestión.

Poner en marcha estos procesos, sean dirigidos a las operaciones de la empresa u orientados a la comunidad, implica superar diversos retos. Por el lado productivo, primero, implementar cambios puede requerir inversiones significativas e incrementar los costos en el corto plazo. Así 38% de empresas mencionó que estos proyectos implican grandes montos de inversión en el corto plazo y 12% que existen dificultades para financiarlos. Segundo, se enfrentan dificultades con la cadena de suministro, y es que para que una cadena de valor sea realmente sostenible, todos los proveedores de insumos y servicios de esa cadena deben trabajar con un enfoque de sostenibilidad alineado. Según el sondeo realizado por APOYO Consultoría, 38% de las empresas consultadas mencionaron que era difícil que algunos proveedores cumplieran sus compromisos de trabajar con un enfoque de sostenibilidad, y que ello podía dificultar su inserción en la cadena productiva principal.

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Por otro lado, los proyectos orientados al área social pueden resultar ajenos a la cadena productiva principal de la empresa. Por ello, las empresas suelen contar con asesores externos o, incluso, tercerizar tanto el diseño como la implementación de estos programas y utilizar alguna herramienta para monitorear su desarrollo. Así, 67% de las empresas encuestadas reporta usar herramientas de seguimiento y monitoreo a las iniciativas implementadas. Un desafío, sin embargo, es que estos sistemas requieren mejoras. De acuerdo con la experiencia de APOYO Consultoría, por ejemplo, los indicadores y sus métodos de medición y de reporte muchas veces no permiten identificar oportunidades de mejora durante la implementación ni medir impactos o retornos sociales. De hecho, de acuerdo con el sondeo, 52% de empresas mencionó que existen dificultades para medir y demostrar el impacto real de los proyectos de sostenibilidad.

Otro desafío, relacionado con el anterior, es el greenwashing. Este concepto se refiere al uso del marketing para buscar reconocimiento como empresa sostenible, sin que necesariamente se estén realizando actividades concretas en dicho ámbito. En el sondeo realizado por APOYO Consultoría, 77% de los ejecutivos encuestados califica como probable o muy probable que empresas de su sector estén incurriendo en esta práctica. Las prácticas de greenwashing afectan la reputación y la confianza, no solo de la empresa específica, sino del sector empresarial en general.

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La sostenibilidad requiere una interacción sana y constructiva con los miembros de la comunidad, cimentada sobre la base de la confianza. En nuestro país, de acuerdo con IPSOS Perú, el porcentaje de la población que confía en la empresa privada es de 35%. Aunque en el sondeo de APOYO Consultoría solo 23% de los ejecutivos mencionaron tener dificultades en la generación de confianza con la comunidad en su ámbito de influencia, es claro que es necesario enfrentar estos desafíos para que los esfuerzos rindan los resultados deseados.

Medir el retorno social de la inversión

Medir y reportar el retorno social de los proyectos que las empresas implementan en sus programas de sostenibilidad es crucial. Ello permite saber si los proyectos logran sus objetivos, qué oportunidades de mejora existen y consolidar la relación de confianza de la empresa con la comunidad. Sin embargo, medir el retorno social es poco usual. Según el sondeo de APOYO Consultoría, solo 32% de las empresas lo hacen, mientras, 62% reporta indicadores relacionados con las actividades realizadas y 63% indicadores de cumplimiento normativo. Esto es insuficiente, pues, además de reportar las actividades que han llevado a cabo, las empresas deberían reportar lo que han logrado a través de esas actividades y en qué medida han beneficiado la sociedad.

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En la experiencia de APOYO Consultoría colaborando con empresas de diversos sectores, estas tienen dificultades midiendo el retorno social de la inversión porque no definen indicadores ni implementan procesos de medición y sistematización adecuados cuando diseñan sus proyectos. No obstante, siempre es posible solucionar estas debilidades adaptando las herramientas existentes a las necesidades de cada proyecto.

 

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