“We have allowed the State to fragment”

Gianfranco Castagnola, executive president of APOYO Consultoría, spoke with Peru 21 about the complex situation that Peru is experiencing as a result of the violent protests taking place in the country against the government of Dina Boluarte.

Entrevista en Perú 21.

¿Habíamos visto en las últimas décadas un escenario similar como el que estamos viviendo ahora?

Es difícil encontrar un paralelo porque están confluyendo distintas situaciones. En primer lugar, creo que estamos indudablemente en una situación muy delicada y compleja porque los actores políticos que tenemos hoy, que deberían encontrar una salida, una solución al entrampamiento en el que estamos, se han puesto de costado. No tenemos fuerzas políticas que intermedien entre lo que la población quiere y quienes toman decisiones. El Congreso ha decidido no revolver el tema. Por lo tanto, quedan solo dos actores, la población, la calle que protesta, como le queramos llamar, y el gobierno. Y entre ellos se va a definir una situación que esperamos que se encauce dentro de los canales democráticos. Frente a esto tenemos una calle, una protesta que tiene una dinámica propia, y un gobierno que es extremadamente frágil. Por tanto, hoy, realmente no hay una visibilidad sobre lo que puede ocurrir hacia adelante. Hoy, el corto plazo es una semana, el mediano plazo es un mes. El largo plazo es un trimestre. Eso es lo que tenemos hoy por hoy.

Una gran incertidumbre.

Ahora, esto, que puede sonar como una visión un poco pesimista, lo contrasto con una un poco más optimista. Creo que hoy, con todo lo que estamos viviendo, con algunas situaciones trágicas que hemos vivido, con todo, el Perú está mejor que hace tres meses porque hemos salido de un gobierno nefasto, incompetente, corrupto, como el de Pedro Castillo. Estamos pagando el costo de haber cometido el error de haberlo elegido, pero, finalmente, luego de año y medio, creo que el solo hecho de salir del gobierno de Pedro Castillo ya nos pone en una situación mejor. Y me permito una figura: creo que hemos extirpado un tumor, pero, cuando hemos extirpado el tumor, hemos encontrado que era más grande de lo que pensábamos y que había hecho metástasis. Ahora nos toca pasar por una quimioterapia muy dura, que esperamos que el cuerpo aguante, y si aguanta, como esperamos todos los peruanos, que así sea, vamos a estar mejor sin ese tumor.

Hay gremios empresariales y pequeños empresarios que están empezando a responsabilizar al Congreso de la inacción sobre el adelanto de elecciones. También sucede esto contra los que bloquean carreteras. ¿Cuál es el principal responsable de que no se pueda salir de esta encrucijada?

Es difícil en una situación compleja como la que hemos vivido, tan delicada, buscar responsables puntuales. Creo que hay muchos factores que han contribuido a esta crisis social y política del proceso que ha habido. Y creo que hay un primer problema y es que la polarización es tan grande que ni siquiera somos capaces de ponernos de acuerdo en los hechos. Y si no nos ponemos de acuerdo en los hechos, menos vamos a ponernos de acuerdo en la asignación de responsabilidades y en las soluciones. Por ejemplo, es evidente que el expresidente Castillo –para muchos, y estoy entre ellos– dio un golpe de Estado, ridículo, folclórico, y fracasó, sí, pero dio un golpe de Estado. Ahora, hay una parte de la población que cree que no dio un golpe de Estado. Entonces, si no nos ponemos de acuerdo en eso, ¿cómo ponernos de acuerdo en las salidas? Dicho esto, creo que tenemos que ser bien centrados en el análisis de la violencia y las protestas que hemos tenido. Y creo que corresponde diferenciar, por lo menos, tres fuerzas que han participado en esto.

¿Cuáles fueron?

Hay quienes legítimamente han salido a protestar porque se identificaban con el expresidente Castillo, entendieron que había sido injustamente vacado y es una percepción con la cual yo personalmente discrepo, pero es su percepción y salieron a marchar, y hubo gente que salió a marchar en paz. Y esa es parte de la población que está sobre todo en el sur, en las zonas rurales. Eso existió sobre todo en diciembre, probablemente algo en enero. Sobre eso se sumaron grupos radicales, vinculados a (Evo) Morales, vinculados a movimientos terroristas, extremadamente violentos, que usaron como carne de cañón a los primeros, y espero que la Policía los siga identificando y los meta adentro porque son esos, los segundos y no los primeros, elementos terroristas. Y decirles a estos segundos terroristas que no es terruqueo, es llamar las cosas como son. Los primeros no, obviamente. Y sobre esto hay un tercer elemento muy importante, que es toda la economía ilegal. Se ha bombeado dinero, específicamente de los radicales, para generar una situación de caos; hay un segmento de la economía ilegal que tenía un acuerdo implícito o explícito con el gobierno anterior. Entonces, todo esto configuró en algo mucho más complejo. Dicho esto, creo que, pasados los terribles incidentes de Juliaca, la Policía y las Fuerzas Armadas han actuado en general muy bien, con profesionalismo.

¿Los disturbios violentos pueden volver?

Creo que poco a poco se está ordenando el país y ojalá que siga así. Muy probablemente hacia adelante vuelva a haber disturbios, conatos de violencia, pero esa situación no puede continuar. La gente tiene que trabajar, está reclamando espacios de trabajo, calma, retorno a la normalidad. Esta situación no se puede prolongar indefinidamente y el fracaso de la Toma de Lima. Creo que ha ayudado a desinflar un poco a los sectores más radicales, pero esto no acaba ahora. Reitero que la visibilidad que tenemos es de uno a tres meses, no mucho más allá.

¿Y cómo puede esto terminar afectando las proyecciones de crecimiento para este año de las regiones del sur y de la economía peruana?

Primero, toda esta situación de crisis de violencia, incertidumbre, mucha incertidumbre, genera un impacto más generalizado y otro más focalizado en sectores y regiones. El generalizado es que, debido al bloqueo de las carreteras y que los alimentos no están llegando, las provisiones no llegan, la inflación ha dejado de disminuir. En la región sur la inflación no solo no ha dejado disminuir, sino que está en dos dígitos, por encima de 10%, y eso golpea tremendamente a las familias. ¿El precio del pollo? Creo que en unas ciudades ha subido 30% o 40%; el gas se ha duplicado, es una locura. Eso está golpeando directamente a la familia, sobre todo las familias de menos recursos. El segundo punto es el tipo cambio. Este mundo más amable que menciono ha generado que, en buena parte de los países de la región, las monedas se aprecien. En el Perú se ha depreciado por el temor de la situación política y la depreciación es llover sobre mojado en el caso de la inflación. En tercer lugar está la incertidumbre de solo poder mirar tres meses por delante, que congela las decisiones de inversión. En cuarto lugar, la ejecución de la inversión pública en un ambiente de carreteras tomadas se dificulta. Por lo tanto, la construcción también se ve afectada. Eso a nivel general.

La minería quedó muy golpeada…

A nivel sectorial, la minería está muy golpeada. También lo está la agroindustria y sobre todo el turismo. En la minería tenemos dos minas que representan el 16% de la producción de cobre del Perú, que es un montón, que son Las Bambas (Apurímac) y Antapaccay (Cusco), que están cerradas. En la agricultura, el valle de Ica tiene serios problemas para sacar sus productos, afectando sus cultivos, como la uva, que es más de un tercio de las exportaciones agroindustriales peruanas. Y, en cuanto al turismo en Cusco y en el sur en general, este está realmente muerto. Cae después de dos años de pandemia. Los operadores turísticos, los hoteles, los guías de turismo la están pasando muy mal. A diferencia de la minería o del agro, donde apenas se corrige la situación social, la actividad rebota porque la mina empieza a producir nuevamente, por ejemplo, el daño al turismo en el sur es algo que de lo que va a tomar tiempo recuperarse.

Hay algo que no funciona…

Si uno mira hace cinco o seis años los retos del Perú, había tres ámbitos donde las cosas tenían que funcionar para que el Perú dé un salto importante. La economía provee recursos; si la economía no funciona, no hay impuestos, no hay empleo, no hay nada. El segundo ámbito es el funcionamiento del Estado, que tiene que funcionar bien para dar los servicios y cumplir sus obligaciones con los ciudadanos. Hablo desde un Estado que tiene que dar educación, salud, seguridad, emitir un DNI al ciudadano, atenderlo en una emergencia, atender a los ciudadanos pobres como a un sistema de subsidio directo. El Estado tiene que funcionar. Si no funciona, el ciudadano siente que no recibe nada y se siente abandonado. Y lo tercero que tiene que funcionar es la institucionalidad política porque de ahí se alimentan el Congreso y el Ejecutivo, que son los que dirigen el país.

¿El problema fue el funcionamiento del Estado?

Durante 20 años, todo este siglo, los hemos pasado discutiendo sobre el modelo económico. Y los economistas la hemos pasado defendiendo como podíamos el modelo económico, que es lo único de estos tres elementos que ha funcionado razonablemente bien. Podría funcionar mejor, pero en general funciona. La economía ha funcionado estos 20 años. Sobre funcionamiento del Estado, muchos criticamos la regionalización, la manera de descentralizar el país. Y una de las razones por las que tenemos un Estado –y disfuncional– que no ha podido cumplir cabalmente sus responsabilidades es por esa regionalización, y sobre eso hubo muchos papers, muchos documentos, muchos eventos y muy poca acción. Y hemos dejado que el Estado se fragmente y tengamos un Estado que no cumple con sus funciones básicas. ¿Y sobre la institucionalidad política? Se discutió tarde, mal, con algunas propuestas por ahí. Entonces, en vez de discutir cómo mejorar la institucionalidad política y cómo mejorar el funcionamiento del Estado, nos hemos desgastado 20 años hablando del modelo económico, que es lo único de estos tres pilares que ha funcionado.

 

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